Unos buenos amigos, padres como yo de una niña que estudia ESO, me han mandado un mensaje que le han hecho llegar al tutor de su hija después de que ésta se haya pasado los cuatro días del puente de Diciembre sin parar estudiar y hacer las tareas que le habían mandado sus profesores:
Estimados profesores,
Esperamos que hayan pasado un buen puente y que hayan aprovechado para descansar. Nosotros no hemos podido. Teniendo en cuenta que nuestra hija tiene 7 exámenes concentrados en 3 días ( francés, inglés, lengua, matemáticas, sociales, tecnología y comprensión del libro de lectura) a lo que hay que añadir los deberes de su hermano, nos es imposible realizar ninguna otra actividad familiar.
Nos resulta muy difícil comprender la falta coordinación entre el tutor, el delegado de curso y el resto de profesores para elaborar un calendario de exámenes.
No se olviden, al corregir los exámenes del fin de semana de estudio y trabajo que han pasado sus alumnos. Y sonrían si alguno de ellos aprueba después de este calvario.
Esperamos que en la próxima ocasión puedan encontrar entre todos una solución.
Gracias de antemano
Un saludo
No puedo estar más de acuerdo con ellos y estoy encantado de que no se callen como tantos padres hacen y animo a aquellos profesores que lean esto a que reflexionen una vez más sobre la sobrecarga continua de trabajo a la que se somete a los niños en este país.
No tiene sentido que un niño de entre 12 y 16 años tenga que hacer más de 40 horas de jornada laboral a la semana, debería ser ilegal, por lo que si los niños que estudian ESO pasan un mínimo de 32.5 horas en el Instituto o el colegio en el que están, no es de recibo que tengan que estar más de una hora al día haciendo deberes o estudiando en casa. Y están muchas más, a veces hay semanas que pueden estar más de 20 horas haciendo deberes en casa.
Si se mandan tantos deberes es porque muchas de las horas que los niños pasan en el centro son inútiles desde el punto de vista del aprendizaje, se pierde una barbaridad de tiempo tratando de controlar el grupo o con las tradicionales explicaciones del profesor, por lo que el tiempo real de aprendizaje de los alumnos en el centro es mínimo y todo lo que debería hacerse en el aula y no se hace, se manda para casa. Es muchas veces en casa donde los niños trabajan, donde piensan y donde aprenden. El problema está en el aula y allí hay que solucionarlo, no vale sobrecargar a los niños fuera por no haber podido hacer nuestro trabajo en el aula.